lunes, 31 de octubre de 2011

Una pisca de mi escencia


Mi ser dicta lo que escribo, las letras pululan en mi interior,  ellas me sumergen a un océano absoluto y respiro ahí debajo y me muevo entre la lejanía de lo imposible con regocijos y lo alcanzo, escribo porque en mí la lengua es reacia, la egoísta impide que fluyan al exterior las luciérnagas destellantes que mi alma expresa.
 
Escribo porque  es mi forma de explotar, de abandonar a mi ser plácido para desahogar  mis frustraciones, mis anhelos que se resisten a cristalizarse, las penurias distintas que atormentan.
Mi andar diario a golpes moldea mi personalidad endurecida, por  eso es que duele porque no soy blando, no espero los problemas con pasión, rehuyo ante ellos.  Estoy aprendiendo a encararlos, mirarlos de frente sin bajar la mirada a combatirlos y superarlos para luego convertirlos en amigos distinguidos después de todo para eso están, para sacar de lo mas recóndito de nuestro ser el carácter que  no imaginábamos, para mi los problemas son las graduaciones de la vida.  Una vez superado uno, hemos ascendido.     

Le escribo también a la alegría, a la hermosura de vivir, a la emoción que respiro a raudales cuando veo un paisaje envolvente, al silbido del viento que refresca mi insípida actitud, al bendito aprendizaje: ornamento sublime que decora al instinto. No olvido al amor, quizá la palabra mas escuchada pero también la mas discrepada, millones de significados como para escribir en todas la calles de las ciudades con gis indeleble y aun asi faltarían opiniones.  Creo en un creador de todas estas maravillas; en DIOS, que siempre es la respuesta a las preguntas incontestables.