martes, 8 de octubre de 2013

Invertir en el invento general







Dicen que el transcurso de los años define la época.
Yo digo que los inventores cambian épocas.

Ellos se despojan de presencia en las calles,
se convierten en leyendas de fantasma,
sus caras se vuelven lunas difusas,
se pierden en el mundo de todos
para permanecer en su zona activa.

El jabón en sus manos
cobra la apariencia espumosa
de los diseños pensados,
flotan burbujas saltarinas
en el interior de sus cuencas,
cual grafitti de curiosidades
preñadas de experimentación.

Inventor,
tal parece que tu derecho es seguir,
seguir pese al mundo o pese a tu cuerpo.
Para ti:
La jaqueca debe convertirse en un masaje.
Las horas perdidas, en futuros dos por uno.
El deporte que todos los días practicas se llama estrés
y no puedes estar sano si no lo tienes.

El esfuerzo solo puede comprenderlo el que lo realiza,
así que no trates de provocar
la sensación de cansancio en los demás.

Promociona las cualidades; el carácter de la obra,
la utilidad absoluta por la que fue creada
y haz que estos se pierdan por el uso especial de cada individuo.
La finalidad, muchas veces es la que no pensaste.


Debes ser consciente que los inventos
al ser presentados como ideas creativas;
recibirán subestimaciones, criticas y suspicacia.
Y cuando lleguen a ser objetos culminados;
recibirán subestimaciones, suspicacia y criticas.

Darle algo al mundo es cambiarlo
y el rechazo hacia lo nuevo nunca cambia.

Tú encárgate de llegar a la terraza
del edificio más alto sin desfallecer,
ya la gente decidirá si te da el cielo.