comías letras
para incluir salud,
tus compañeros,
libros en alud,
impávidos
criaron tu astuta infancia.
Pequeña Inés
imaginaste intenso,
palpaste lluvia
en gráciles virutas,
en manuscrita
diseñaste rutas
que tu mano
consagrada hizo lienzo.
Las letras se
volcaron en tu frente,
eligieron sin
errar soberana,
lo hermoso del
vocablo en ti dimana,
de manantiales tú serías fuente.
Joven probaste
que tu agudo ingenio,
debía concebirse con bagaje,
no da forma el
genio al aprendizaje,
el aprendizaje
da forma al genio.
Renunciaste al
amor para ser sabia,
fuiste sabia en
tertulias al amor,
al siglo de
hombres pedías clamor,
su defensa,
borrabas con tu labia.
Sin destreza no
existe la belleza,
pensaban tus
caudales literarios,
mejor siempre
destreza en los horarios
que siempre
horarios para la destreza.
Profana te
llamaban con censura,
injustamente
azotar tu intelecto,
mujer humana,
escribir: tu defecto,
escribir: tu
pecado, no hay cordura.
Si tu vida fuere algo diferente,
si a la
adversidad hubieses gustado,
no hubieses en su contra tú luchado,
ni hubieses sido
el signo refulgente.
A visión de tus
tiempos eras presa,
la pericia ornó
tus signos vitales,
impedimentos no
fueron rivales,
para socavarle
al siglo tus proezas.
Por ser mujer te
etiquetaban pésima,
a inteligencia, innegables tus hechos,
defendiste con
tinta los derechos,
te queda corto
el mote musa décima .
También el "poetisa americana",
es corto también
el fénix de México,
inmensos
adjetivos a tu léxico
pero nada
superior a Sor Juana.