El frío sujeta con sus papeles
de muérdago transparente
a un viento subyugado.
Es un derrame horizontal
de témperas
vertidas en pieles multicolor.
Eufórico
va levantando
pequeños tumorcillos
sobre el soto de vellos.
Son bofetadas del éter
sobre las quijadas
que a su vez tienen dientes
que a su vez
tienen una lengua
que a su vez articulan:
¡Ay, qué frío!
Esa segunda estrofa me llegó como el mismísimo frío de muédagos.
ResponderEliminarCálidos deseso para las fechas próximas, y mejores augurios para que siga la escritura en el 2016.
Saludos, amigo de estado. Un placer.